Los 5 factores de la vulnerabilidad emocional
Cinco factores tan elementales como la organización en el sueño, la alimentación equilibrada, la cantidad de tóxicos que consumimos (café, tabaco, alcohol…), actividades que nos hacen sentir eficaces y nuestro estado físico influyen de manera determinante en cómo nos sentimos y en los recursos que tenemos para enfrentarnos a nuestro día a día. Prevenir nuestro malestar, cuidar nuestro bienestar y tomar consciencia de nuestros estados depende en gran parte de saber observarnos y organizarnos en estos cinco factores.
1. SueñoEs muy difícil saber cuántas horas son las adecuadas que uno debe dormir cada noche. Hay gente que necesita seis y otros diez, aunque lo más normal para un adulto es estar alrededor de las 8 teniendo en cuenta que lo importante es no sentirse cansado durante la actividad diaria. Mantener los horarios levantarse e irse a la cama, evitar cenar justo antes de irse a dormir, no hacer cenas copiosas con altos contenidos en carbohidratos, no utilizar tablets ni móviles inmediatamente antes de irse a dormir y evitar quedarse dormido en el salón viendo la tele son algunos hábitos que favorecen el sueño saludable.
2. Alimentación
Respecto a la alimentación es importante mantener una dieta equilibrada, sin grandes excesos y sin grandes restricciones y mantener horarios de comidas. Algo que nos puede ayudar a identificar estados de vulnerabilidad son los cambios en comportamiento alimentario. Por ejemplo si hemos tenido atracones, si llevamos dos días saltándonos comidas, si estamos empezando a hacer restricciones o preocupados en exceso por la comida podemos pensar quizás estemos ansiosos.
3. Tóxicos
En nuestra cultura tenemos integrados algunos tóxicos como es el caso del alcohol, el café, el té y el tabaco. También el consumo lúdico de otros tóxicos ilegales como la marihuana o la cocaína son habituales en nuestra cultura. Incrementos en el consumo de café, tabaco, alcohol, etc. nos ayuda a identificar nuestra vulnerabilidad emocional. Por ejemplo si estamos tomando tres y cuatro cafés al día quizás deberíamos pensar en que necesitamos estar activos por lo que a lo mejor no estamos descansando tan bien como deberíamos. Otro ejemplo podría ser el tabaco o el alcohol, habitualmente el incremento en el consumo está relacionado con el incremento de ansiedad. Igualmente para el consumo de tóxicos ilegales, pasar de un consumo esporádico y ocasional en un contexto lúdico a un consumo periódico nos debe hacer pensar que nuestra vulnerabilidad emocional está incrementándose por lo que quizás estemos utilizando estos tóxicos como formas de aliviarnos o evadirnos.
4. Actividades que incrementan la autoeficacia
Nuestra autoestima se alimenta en parte de actividades que nos hacen sentir eficaces. Por ello mantener aficiones, actividades en las que fluyamos y nos abstraigan de forma saludables, conocer y poner en práctica nuestras válvulas de escape saludables y conservar actividades en las que nos sentimos capaces favorece a que estemos menos estresados.
5. Cuidar de nuestro estado físico
Nuestro estado físico influye en nuestro estado psicológico. Un simple resfriado, fiebre, dolores musculares, pasar por una lesión o convalecencia, nuestra salud general e incluso ciertos ciclos hormonales influyen en nuestro estado. Tener esto en cuenta nos ayuda a identificar nuestra vulnerabilidad emocional. Por ejemplo si estamos en mitad de una disputa doméstica y tenemos un gripazo con fiebre pensar en que estamos vulnerables emocionalmente nos ayudará a no engancharnos a nuestras emociones y poder dejar el conflicto para un momento en el que estemos disponibles para resolverlo de forma eficaz. Así que responsabilizarnos de nuestro estado físico y tomar las medidas necesarias para atenderlo ya sea poniendo límites en nuestra actividad normal, yendo al médico y realizando los tratamientos adecuados nos ayudará a reducir nuestro nivel de estrés.
No es difícil imaginar cual será nuestro estado psicológico si llevamos unos días durmiendo dos o tres horas, comiendo poco, tomando muchos cafés y encima nos medicamos porque estamos resfriados. En este estado es muy probable que tengamos dificultad para resolver problemas sencillos, tomar las decisiones adecuadas, nos sintamos por momentos irritables y confusos o incluso oscilando entre una euforia hiperactiva y un cansancio súbito. Con todo ello no nos hemos dado cuenta que en realidad tenemos un estado altamente estresante de vulnerabilidad emocional causado por la desorganización en el sueño, falta de alimentación, cafés excesivos y fiebre.
Los estados de vulnerabilidad emocional nos hacen más reactivos a las emociones siendo más impulsivos, más emotivos, nos es difícil actuar fluidamente y evaluar con precisión las situaciones. Esta falta de autocontrol habitualmente nos causa grandes malos entendidos y confusiones.